Desde lo alto del valle del Ulla, el Pico Sacro se alza imponente a 533 metros de altitud, ofreciendo una de las vistas más amplias y espectaculares de toda Galicia.

Su silueta solitaria, visible desde muchos kilómetros a la redonda, ha sido un punto clave para las rutas de comunicación desde tiempos antiguos, especialmente durante la época romana. Además de su valor geográfico, ha cumplido un papel importante en la organización del territorio.

Esta montaña, cargada de simbolismo y leyendas, atrae inevitablemente la mirada de quienes se cruzan con su figura. Su condición de pico aislado lo convierte en una referencia natural imprescindible, especialmente para quienes recorren los caminos de peregrinación.